Por Pedro Martínez
Pírez
Quienes se preguntan
en el mundo porqué el paso del potente huracán Irma, que recorrió con fuerza 5
casi todo el litoral norte de Cuba, provocó solamente diez muertos, deben saber
que la eficiente Defensa Civil cubana se apoyó también en familiares y vecinos
del millón 738 mil personas evacuadas en la mayoría de las quince provincias
del país.
El muy importante
dato de que 86 por ciento de los evacuados fueron acogidos por vecinos y
familiares antes y durante el paso arrollador del ciclón Irma, dice mucho del
sentimiento de solidaridad reinante en Cuba. Eso no es casual. Es uno de los
frutos de la Revolución Cubana y del legado de José Martí y Fidel Castro, dos
paradigmas que acompañaron a los cubanos en los duros y difíciles días del paso
del huracán, aunque todavía miles de evacuados permanecen en los centros de
evacuación.
Enormes son los daños
en casi todas las provincias del país. Se sabe que la afectación principal al
servicio eléctrico nacional fueron provocados por las penetraciones del mar que
afectaron a la central termoeléctrica Antonio Guiteras en la occidental
provincia de Matanzas, a cien kilómetros de La Habana.
Quince líneas de transmisión
sufrieron averías y más de 3 mil 600 postes, así como más de 2 mil kilómetros
de líneas fueron afectadas. Cayeron en varias provincias, azotadas por los
fuertes vientos, cerca de una veintena de torres de radio y televisión.
Una pequeña nación
como Cuba, con fuerte déficit en la producción de petróleo, vió como los
vientos, la lluvia y las penetraciones de mar
afectaron 90 pozos que estaban en producción en el litoral norte de la
región occidental y central del país.
Más de 500 unidades
de Salud sufrieron daños, así como muchas escuelas y las Universidades de Villa
Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Avíla y Camagüey fueron duramente afectadas
por el huracán.
Ayer domingo,
inspirados en el ejemplo del Ché Guevara, los Comités de Defensa de la
Revolución y la Federación de Mujeres Cubanas convocaron a sus millones de
integrantes a realizar una jornada de trabajo voluntario, para limpiar las
calles y hacer que las ciudades recobren su esplendor. Mientras tanto la solidaridad
con Cuba crece en el mundo, porque muchos amigos saben que el ciclón la castigó
fuertemente, y que la pequeña nación del Caribe afronta desde hace más de medio
siglo otro huracán violador de los derechos humanos: el bloqueo yanqui. Por eso
la reconstrucción exige a los cubanos un doble y titánico esfuerzo.
La Habana, 18 de
septiembre de 2017.